viernes, 29 de agosto de 2014

Tortugas Ninja



Mi bautizo como espectador en México ha sido con la enésima versión de esa marcianada ochetera que son las Teenage Mutant Ninja Turtles. En España no se estrenará hasta finales de septiembre… esa suerte que tenéis.

No acudí de forma estrictamente voluntaria a ver esta película de culto cinéfilo, sino más bien empujado por la circunstancia de que fuera la única película infantil de la cartelera; que como no tenemos aún canguro ni nada, pues vamos a todas partes juntos como la familia Telerín.

A mis niños les gustó mucho, dicen, pero la peli es bastante pestiño, de esas de mucho efecto digital y peleas muy espectaculares pero sin emoción ninguna, y en las que no sabes si van a vienen. Un producto muy pensado para el merchandising y para el efecto 3D.

Estos bichejos peleones con nombres de pintores renacentistas ya conectaron con fuerza con los niños de los 80 (¡fueron los personajes favoritos de mi hermana pequeña!) y parece que de nuevo lo han conseguido con los niños de los años 2000. La maniobra ha sido de manual: primero nos han calentado a la chavalada con la serie de dibujos de TV, juguetes de todo tipo y demás. Y cuando ya los niños se saben de memoria sus nombres… ¡zas! la peli.

Para rematar el atractivo comercial del producto, y como incentivo para los padres (no madres) acompañantes, nos ponen a Megan Fox en el papel de April O’Neil. Para mi esta chica tiene una belleza excesivamente quirúrgica que no resulta nada interesante, pero bueno, tampoco es que sea una condena observarla.

De positivo sacamos unos títulos de crédito chulos, un buen papel secundario (casi un cameo) de Whoopi Goldberg, dos o tres puntos graciosos y una muy divertida secuencia de las 4 tortugas armadas hasta los dientes en un ascensor. Pero que no haya duda, la peli en general es un rollo, en el que además se ha perdido todo el factor sorpresa que sí hubo en los últimos años 80, cuando aparecieron estas tortugas, que además eran ninjas, que además eran mutantes y que además eran adolescentes. Ahora vienen hechas por ordenador, ¿y qué?

He visto y/o vivido cosas más extraordinarias que reptiles mutantes en los 15 días que llevo en México D.F. Os voy a poner un ejemplo, que paso a relatar. Hace unos días fui con los niños a visitar una escuela infantil. Se nos hizo pasar al despacho de la directora; en el recibidor previo descansaba sobre un sofá una risueña monja a laque calculé unos 100 años de edad, y que me presentaron como “la madre fundadora”. Saludé, y la monja me miró como mira Silvestre a Piolín. Pasé al despacho y tomé asiento. Mientras la directora me contaba los pormenores del funcionamiento de la escuela, veo de reojo que la monja se levanta y viene hacia mi. Tal vez no sobre indicar que la susodicha “funcionaba” ayudada por un respirador de esos que consisten en un tubito que pasa por debajo de la nariz y se conecta a una bombona de oxígeno que se desplaza sobre un carrito. En ese momento, la monja me alcanza por la espalda, posa sus huesudas manos sobre mis trapecios y me regala un sorprendentemente enérgico masaje (de largos segundos de duración) mientras me dice:  “se te cae la babita con tu niña, ¿verdad?”.

Después de cosas de este tipo, ver a una tortuga manejando unos nunchakus te deja frío.

De todas formas, y como ya sabéis, a mi me gusta ir al cine, aunque sea a ver una mala peli. Ahora que el Cupletero está a 9000 km de su Madrid, la verdad es que en una sala de cine se siente como en casa. La magia del cine, de nuevo.

3 comentarios:

  1. “se te cae la babita con tu niña, ¿verdad?”... diossss. He visto la escena, el rechinar de la rueda, la respiración, la mano huesuda.
    Mil veces mejor que (cuatro) mil tortugas ninja.

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